Por qué la evolución de la tecnología no logrará reemplazar a los profesores

Alumnas usando tabletas con la ayuda de su profesora

Published: enero 3rd, 2022

La evolución de la tecnología siempre ha acompañado al ser humano. El anhelo de progreso y de facilitarnos la vida con herramientas nuevas siempre ha estado ahí. Ahora, ese progreso llega en forma de herramientas digitales que sirven para complementar y apoyar el trabajo de los profesionales de la docencia sin, en ningún caso, poner en peligro su profesión. Tener recursos y herramientas no es sinónimo de una educación de buena calidad. Por el momento, y por muchos años más, es fundamental el acompañamiento de un profesor que enseñe a sus estudiantes a discernir y a desenvolverse en el mundo que les rodea.

La evolución de las nuevas tecnologías

La evolución de la tecnología nos permite avanzar. Imagina por un segundo un mundo sin ordenadores ni internet. Sin estas herramientas, no se habrían difundido millones de conocimientos de la manera en que lo han hecho, no se habría globalizado el mundo y no habríamos progresado tanto. Ser conscientes de la evolución de la tecnología a través del tiempo nos permite ver cuánto hemos progresado y por qué debemos seguir fomentando la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías como las herramientas digitales.

En los últimos años, la rápida evolución de la tecnología digital ha respondido a las nuevas necesidades que han ido surgiendo en nuestras vidas: hacer una videollamada entre Sídney y Madrid sin coste, pagar con el móvil, estar siempre conectado al email o poder consultar un GPS en cualquier momento y lugar son solo algunos ejemplos de estos avances tecnológicos. Aunque se considera que la tecnología es algo propio de la era moderna, en realidad ese anhelo de progreso y de mejorar nuestra vida cotidiana son bien antiguos y desde siempre se han aplicado a diversos ámbitos, entre ellos la educación.

La evolución de la tecnología en la educación

Al analizar con detenimiento la evolución tecnológica en la educación se constata que en los últimos diez años esa evolución ha progresado mucho. Por ejemplo, ¿quién iba a pensar hace unos años que podríamos tener parte de los estudiantes en el aula y parte en casa? Hoy, esto es una realidad, igual que lo son nuevas modalidades de enseñanza y aprendizaje, como el blended learning, que casa lo mejor de la enseñanza presencial con lo mejor de la educación online.

La educación ha sabido adaptarse a los cambios del mundo que nos rodea y transponer la educación tradicional a un entorno de aprendizaje a distancia. De la misma manera, los profesores han tenido que adaptar sus prácticas y hacer gala de una gran creatividad para acompañar a los estudiantes en esta transición. 

Así, los docentes han tenido que reajustar la división de tiempo entre enseñanza estrictamente hablando, gestión de nuevos recursos y tecnologías y  otras tareas, como las administrativas. Además, han tenido que aprender a incorporar nuevas prácticas y herramientas a la enseñanza para facilitar el aprendizaje y motivar a sus estudiantes. Y es que captar su atención y lograr que se impliquen es algo cada vez más difícil porque el número de estímulos que les rodea se ha disparado. Ante todos estos cambios, no son pocos los que se plantean si ello podría conducir a una sustitución de la figura del docente por parte de las nuevas tecnologías digitales.

Por qué nunca se producirá el reemplazo de profesores a manos de la tecnología

La evolución de la tecnología debe considerarse como una ventaja en la docencia, un elemento complementario a las habilidades del docente, pero en ningún caso un sustituto. 

Alumnos y profesora usando nuevas tecnologías

Por mucho que avance la tecnología, quienes educan, a fin de cuentas, son los docentes. Y esto se debe a múltiples motivos: 

  • La tecnología no puede enseñar a los alumnos a discernir entre el mar de recursos y la  información que nos rodea, igual que no puede identificar lo que son noticias falsas y lo que no. Por ello, un docente que inicie a sus estudiantes en el pensamiento crítico y les ayude a interpretar el mundo, siempre será necesario. 
  • El docente no solo transmite conocimientos, sino que enseña muchas otras habilidades a sus estudiantes, habilidades que la tecnología aún no puede gestionar y mucho menos enseñar: gestión de las emociones, interacción con los compañeros, cooperación, saber comportarse en un contexto académico, etc. 
  • Un buen docente sabe potenciar la creatividad de sus estudiantes. Esta puede presentarse de muy diversas maneras, como por ejemplo, en la creatividad artística, en la redacción de textos, en la manera de construir argumentaciones, en la presentación de un tema concreto.
  • El feedback que proporcionará un docente, siempre será mucho más personalizado y más humano. En este sentido, tener en cuenta el perfil psicológico del estudiante es un recurso muy valioso. Por ejemplo, si es un alumno que responde mal a los comentarios negativos, el profesor o profesora tratará de hacer hincapié en los puntos positivos para que el alumno no se desmotive. 
  • El docente actúa como un guía para el estudiante, acompañándolo en el aprendizaje y profundizando en ciertas cuestiones cuando no han quedado claras. No podemos depositar la responsabilidad del aprendizaje en los propios estudiantes ni tampoco en la tecnología. Sigue siendo necesario un docente que sepa identificar las dificultades de ciertos estudiantes y lidiar con ellas. 
  • El docente puede fomentar el aprendizaje colaborativo creando un entorno seguro para que los estudiantes colaboren, actuando como facilitador de la colaboración y también como moderador. 

La tecnología educativa, el complemento perfecto

El hecho de que la evolución de la tecnología educativa no pueda reemplazar al profesor no significa que no sea útil. Y no solo eso, sino que es el complemento perfecto para las destrezas de un buen docente. Así, se convierten en una herramienta más que contribuye a facilitar la tarea del docente, a ayudarle a acompañar a los estudiantes en el aprendizaje y a distribuir mejor su tiempo. 

Actualmente, disponemos de equipos y recursos que antes no existían: educación en línea, pizarras o pantallas interactivas o software colaborativo entre otros. El docente moderno se sirve de la tecnología para que el estudiante adquiera los conocimientos y destrezas necesarios. 

Por ejemplo, después de explicar una lección, el docente puede pedir a los alumnos que vean un video concreto para profundizar en la materia. Luego, puede invitarlos a dejar sus conclusiones y preguntas en un foro en el que se debatirá el tema para afianzar los conocimientos. De este modo, las nuevas tecnologías en educación servirán para motivar al estudiante y complementar la enseñanza. 

Cómo aprovechar al máximo la evolución de la tecnología educativa

Por mucho que evolucione la educación, el docente siempre ha sido y será la figura central del aprendizaje, el referente para los niños. A lo largo de la historia, han surgido múltiples herramientas nuevas que han servido para facilitar su labor, como los libros de texto o las pizarras tradicionales. 

Los docentes han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y servirse de las nuevas tecnologías digitales como una baza a su favor. Para ello, lo mejor que pueden hacer es: 

  1. Aliarse con la tecnología e incluirla en el plan de trabajo educativo. Para ello es importante que el centro educativo proporcione la formación y la tecnología necesaria, teniendo claro cómo invertir en TIC en educación.
  2. Aprender a desenvolverse con soltura en un contexto digital, manejando diversas herramientas, como por ejemplo el kit de aula híbrida de Promethean
  3. Probar nuevos métodos pedagógicos y herramientas tecnológicas y adaptar lo que mejor funcione en cada caso.

En la actualidad, vivimos una transición hacia la digitalización de nuestro mundo y eso se aplica también a la educación. No obstante, el uso de nuevos útiles y formatos no es necesariamente sinónimo de amenaza para la profesión del docente. El maestro que solo utilizaba la pizarra y tiza no desapareció cuando llegaron los libros de texto, porque los profesores no serán reemplazados por la tecnología, o al menos no en las próximas décadas.

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